Industria de Autopistas

Industria de Autopistas

Las Autopistas

Una autopista se halla dividida en dos mitades por una línea axial bien visible, a fin de alcanzar y deslindar la circulación de una y otra dirección. Cada mitad consta de varias vías, con objeto de facilitar el rodaje a diferentes [velocidad]es y regular los adelantamientos. En todo el curso de la autopista no existen ni pasos a nivel ni cruces, que se salvan con pasos elevados o inferiores, y, por último, en ningún caso atraviesa zonas pobladas, con las que está comunicada con carreteras secundarias. El paso a estas carreteras secundarias se realiza por medio de desviaciones especiales, que arrancan de la vía lateral de la autopista.

El subsuelo está reforzado por diferentes materiales, que pueden ser aglutinantes bituminosos, añadidos, grava de diferentes tamaños y cemento de Pórtland. El trazado es lo más rectilíneo posible, con escasas curvas, y aún éstas de radio muy amplio. Los cambios de rasante y las pendientes se reducen al mínimo, por medio de viaductos, explanaciones, etc. Se intenta proporcionar también una buena visibilidad, tanto de día como de noche, para lograr la máxima seguridad de los usuarios. Las señalizaciones, peraltado y barandillas de protección están de acuerdo con las elevadas velocidades de circulación de los automóviles. Un sistema de alcantarillado y una ligera pendiente aseguran el desagüe.

La construcción de autopistas se inició en Italia en 1925 con la línea Milán-Lagos alpinos. Posteriormente Alemania construyó una de las más grandes redes de autopistas. Tras la II Guerra Mundial (1939-1945) el desarrollo del tráfico automovilístico indujo a los Estados económicamente desarrollados a crear sus propias redes de autopistas; sin embargo, la construcción de las mismas avanzó muy lentamente a causa de las grandes inversiones que suponían. La indecisión de la mayoría de los gobiernos facilitó la intervención del capital privado y la consiguiente aparición de empresas particulares dispuestas a financiar la construcción de autopistas de peaje. Se pudo comprobar entonces, que si las autopistas de enlace entre ciudades muy distanciadas resultaban costosas, en cambio, las de descongestión de las grandes ciudades eran rentables. La financiación se ha llevado a cabo de dos formas: la pública, con cargo al presupuesto del Estado, y la privada, a cargo de sociedades mixtas o con participación estatal que establecen un sistema de peaje. El fuerte ritmo de construcción de autopistas registrado en la década de 1960 y comienzos de la de 1970 se vio frenado a raíz de la crisis energética, que supuso un replanteamiento general de las políticas de transporte, en función del cual se tendió a dar prioridad al transporte público. A partir de la década de 1990 la construcción de autopistas se relanzó por la nueva expansión del uso del automóvil y el proceso de globalización económica que generó la demanda de vías rápidas de interconexión internacional.

Autor: Cambó


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